Su aportación educativa perdurará
Fuente ReporTec
Un hombre entregado a su labor como docente-investigador, pero sobre todo un buen amigo, es el recuerdo que deja entre sus colaboradores el doctor Fernando J. Mortera Gutiérrez, fallecido el pasado 31 de diciembre a la edad de 52 años.
Quien fuera Director de la Maestría en Tecnología Educativa de la Escuela de Educación, Humanidades y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey, destacó no sólo por su impecable trabajo, sino también por su calidad humana.
“Como persona deja eternamente un recuerdo en el corazón de quienes tuvimos el privilegio de trabajar con él. De un amigo muy leal, muy comprometido y sumamente responsable”, recuerda la doctora María Soledad Ramírez, profesora investigadora titular de la Escuela de Educación, Humanidades y Ciencias Sociales, una de las colaboradoras y amigas más cercanas del Doctor Mortera, quien murió a causa de un infarto fulminante.
Originario de la Ciudad de México, Fernando Mortera egresó de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) como Licenciado en Antropología Social. Realizó una maestría en Ciencias Sociales con especialidad en socio-demografía, además de estudios de doctorado en Educación, con especialidad en Desarrollo Educacional de Recursos Humanos.
Desde 1987 impartió diversos cursos en instituciones de educación superior, ingresando al Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, en agosto de 2000.
Además, contaba con estudios en diplomados en educación a distancia por la Texas A&M Unviersity, College of Education, y por el ILCE (Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa), sede México, perteneciente a la UNESCO. Asimismo, obtuvo una certificación como Facilitador en la técnica didáctica POL (Aprendizaje Orientado a Proyectos, por sus siglas en inglés) por la Universidad de Twente, Holanda, y por el ITESM-Vicerrectoría Académica.
En noviembre de 2011 fue aceptado como socio del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE) y en septiembre del 2014 como miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
“Fue un profesor muy crítico, buen educador, muy centrado en el proceso de enseñanza con sus alumnos, muy apegado a la investigación”, resalta Armando Lozano, Director del Programa de Maestría en Educación.
“Como compañero siempre fue una persona muy respetuosa, defensor de sus ideas”.
Para ejercer como docente de tiempo completo en la Escuela de Graduados en Educación (EGE) de la Universidad Virtual del Tecnológico de Monterrey, Mortera solicitó su transferencia al Campus Monterrey, donde comenzó en 2007 a impartir clases en la Maestría en Tecnología Educativa y el Doctorado en Innovación Educativa.
“Recuerdo también varios viajes que realizamos en México y el extranjero para participar en congresos, y que nos permitieron hablar de muchas cosas asociadas y ajenas al trabajo diario.
Fueron muchos años que tuvimos de convivencia con él en la Escuela de Graduados en Educación. Lo vamos a extrañar”, comenta el Dr. Ricardo Valenzuela, profesor de Programas en Línea del Departamento de Diseño Educativo, en una compilación en su memoria de pensamientos y sentires de la comunidad educativa, que le fue entregada a sus familiares.
Por su parte, Verónica Salinas, profesora tutora de la Maestría en Tecnología Educativa, lo recuerda como un hombre noble con sentido crítico.
“La gente que no lo conocía bien podía quedarse con la impresión de que era muy directo para decir las cosas, pero ya conociéndolo se me hacía muy buena cualidad que fuera transparente y honesto”.
En octubre del año pasado, el grupo de investigación de la Doctora María Soledad Ramírez, integrado además por los doctores Mortera, Armando Lozano, Vladimir Burgos y la alumna Nohemí Ramírez, fue elegido como representante en América Latina para instaurar y manejar las oficinas de las Cátedras UNESCO/ICDE Movimiento Educativo Abierto.
“Teníamos muchos planes para la cátedra UNESCO/ICDE: estancias internacionales, posdoctorales, investigaciones, publicaciones, talleres; construimos grandes sueños juntos y ahora nos tocará llevarlos a cabo, con su recuerdo como ejemplo de amor a la educación y a la investigación”, recuerda la Doctora Ramírez.
Para la Doctora Ramírez, el recuerdo que deja el Doctor Mortera, a quien de cariño llamaba simplemente Fer, no se borrará, al contrario, permanecerá intacto en todos aquellos amigos, colegas y alumnos que tuvieron la oportunidad de conocerlo.
“Muy querido Fer, amigo y compañero de aventuras de investigación, te quedas en nuestros corazones por siempre y para siempre…”.